Si estás extremadamente cualificado, tienes un buen currículum, buenas referencias y una excelente presentación, pero nunca consigues conseguir los puestos que buscas, puede ser porque no sabes cómo hacerte querer. La falta de amabilidad de un candidato puede hacer que el reclutador dude de su capacidad para encajar en el equipo. Inteligencia emocional es la categoría de habilidad asociada con esta capacidad de parecer simpático. Miriam Salpeter de US News and World Report presenta 5 de estas habilidades:

1/ Una ética de trabajo. El candidato debe demostrar que la misión y la visión de la empresa son importantes para ellos y que están dispuestos a ir más allá para ayudar a la empresa a tener éxito. Una forma de demostrar que esta voluntad es proporcionar ejemplos concretos de los esfuerzos especiales realizados en el pasado para llevar a buen término un proyecto.

2/ Una actitud positiva. El candidato debe mostrar cómo fue capaz de motivar a sus colegas con una actitud positiva en sus experiencias previas. El candidato debe mostrarse sonriente desde el primer apretón de manos con el reclutador y si no es naturalmente jovial, debe hacer un esfuerzo especial para controlar su actitud y la entonación de su voz.

3/ Habilidades de comunicación. La entrevista de reclutamiento es obviamente el momento ideal para que el candidato demuestre sus habilidades de comunicación. Por lo tanto, debe preparar esta entrevista cuidadosamente.

4/ Gestión del tiempo. Esta es una habilidad esencial buscada por la mayoría de los empleadores. El candidato debe estar preparado para mostrar cómo maneja las prioridades, delega tareas y se asegura de que se cumplan los plazos.

5/ Confianza en sí mismo. El candidato puede demostrar confianza en sí mismo con la forma en que se presenta, incluyendo la forma de vestir, la forma de dar la mano al reclutador y la forma en que habla de experiencias pasadas. Si no están completamente cómodos, deben actuar como si lo estuvieran, manteniendo el contacto visual cuando hablen con otros, escuchando su propia voz para darle un tono de confianza, y observando su lenguaje corporal (por ejemplo, poniéndose de pie en su silla).

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