Gracias a Internet y a los medios sociales, el candidato y el reclutador ya se conocen antes de la entrevista de trabajo.


¿Existe una tentación mayor de reclutar a los que se parecen a nosotros? Esta es una cuestión tabú en un sistema de reclutamiento donde la norma es - y debe seguir siendo - la supremacía de las habilidades. "Cualquier gerente de RRHH o reclutador argumentará que sólo contratará a un candidato en base a sus habilidades. No se deben tener en cuenta todos los factores externos", dice Claire Vizzolini, consultora de recursos humanos de la empresa Kurt Salmon. "Hace unos 15 años, en los Estados Unidos, a los reclutadores incluso se les prohibió estrictamente hacer preguntas sobre la vida privada, como la edad, el origen, el estado civil, la educación universitaria, etc. Todo esto era privado y tenía la intención de seguir siéndolo".

Pero el tiempo en que el sector privado seguía siendo privado ya ha pasado. Hoy en día, mientras que los empleados nunca han estado tan cerca - o potencialmente cerca - de sus colaboradores, de la misma manera, el reclutador nunca ha estado tan cerca del candidato, y viceversa. "Tratamos de protegernos de esta sobreexposición y mantener nuestra distancia para no mezclar las cosas, pero se ha vuelto casi imposible", reconoce Claire Vizzolini. Hoy en día, en ambos lados, la norma es buscar en la web para acceder a diferentes partes de la vida de la persona que estás a punto de conocer. La aprensión que uno sentía cuando iba a una entrevista en la que no conocía ni a los locales ni al reclutador se ha minimizado en gran medida.

Los códigos de una compañía son ahora visibles en la web. "Las cuentas de Facebook, Twitter o LinkedIn se dedican a la contratación de diferentes empresas, que publican vídeos virales, fotos, que revelan lo que sucede internamente", explica Jacques Froissant, director general de la empresa de contratación 2.0 Altaïde. Para muchas empresas, las redes sociales son también una oportunidad para dar a conocer sus instalaciones, para permitir a los candidatos descubrir el lugar donde serán recibidos.

"Cuando los candidatos llegan a la entrevista de hoy, ya saben, si se han preparado bien, qué tipo de ropa van a llevar y con qué tipo de persona se van a encontrar. Tienen en mente todos los detalles personales de la vida del reclutador que pueden dar en el clavo: intereses comunes, ciudad de nacimiento idéntica, etc.", continúa Jacques Froissant. De esta manera, las habilidades son ahora sólo una base indispensable para clasificar a los candidatos. Entonces, tan pronto como haya que tomar una decisión, son los factores externos los que marcarán la diferencia.

Recientemente, tres investigadores en psicología, Kristin Laurin de la Universidad de Stanford, David Kille y Richard Eibach de la Universidad de Waterloo, han demostrado que tendemos a evangelizar nuestra forma de vida, nuestros gustos, que nos parecen ser la norma. "Recientemente, entrevisté a alguien que tenía el mismo interés que yo en un área que me gusta particularmente. ¡Fue difícil permanecer insensible! Así que, sí, las afinidades cuentan", continúa Jacques Froissant, antes de concluir: "¡Tienes que recordar que un gerente de una empresa contrata a alguien que va a trabajar con él todos los días! Así que con iguales habilidades, es legítimo que las afinidades entren en juego... Simplemente no deben tener prioridad sobre el resto".